Las estadísticas publicadas por el Ministerio de Educación y Formación Profesional cifran en 35.494 los alumnos reconocidos con altas capacidades en España. De ellos, sólo 12.402 son chicas. Si en el nivel de inteligencia no influye el género, ¿por qué se identifican muchas menos niñas?

Amparo Acereda, en su libro Niños superdotados, afirma que hombres y mujeres están sujetos a experiencias de socialización muy diferentes, experiencias que ayudan a configurar la opinión del niño en desarrollo respecto a intereses y conductas apropiadas al rol sexual, que influyen, a su vez, en las expectativas y en los logros.”

Voy a poner un ejemplo. Cuando yo estudiaba psicología, nos juntamos varias personas de clase para resolver problemas de psicología matemática. Yo terminé la primera, y un compañero me dijo “que rápido usas la calculadora, serás una buena cajera de supermercado”.

Hay tanto encerrado en este mensaje… Si terminé antes no fue por mi inteligencia, sino por mi habilidad con la calculadora. Y, sin ánimo de ofender a las cajeras, que es una profesión como cualquier otra, ¿me hubiera dicho lo mismo si yo no fuera mujer? ¿acaso nos cuesta relacionar bueno en matemáticas con género femenino?

Igual ahora pensáis que le dirían algo el resto de compañeros, o al menos unas risas… Nada, indiferencia, como si hubiera dicho que hacía calor. Indiferencia fruto de la normalidad. Lo llaman micromachismos, como si fuera algo pequeño, que hace menos daño. Creo que el 2020 nos ha enseñado que algo, por minúsculo que sea, puede tener un efecto demoledor.

Más bien es al revés. Cuando las opiniones o los comentarios son muy evidentes, los detectas y te defiendes fácilmente. Pero cuando te valoran por lo guapa que estás o la ropa que llevas, o te valoran por ayudar a tu hermano en vez de centrarte en tus objetivos, o por lo bien que has hecho una tarea muy sencilla…asumes lo que se espera de ti.

Como recoge Carmen Sanz Chacón, presidenta de la Fundación El Mundo del Superdotado, en el Informe Nacional sobre la educación de los superdotados: “En estos comportamientos influyen de forma muy importante los estereotipos de género y los prejuicios sociales sobre todo en la adolescencia, pero también la menor tendencia de los padres a considerar una posible alta capacidad en sus hijas frente a sus hijos”.

¿Y que efecto tiene esto en las niñas con altas capacidades? Supongo que habréis pensado que me acuerdo del comentario de mi compañero porque me molestó. Nada más lejos de la realidad. Me acuerdo porque lo que pensé es que él creía que yo no iba a ser capaz de terminar la carrera.

Daba igual que yo estuviera resolviendo los problemas antes que los demás. Ni él ni yo veíamos en eso una señal de inteligencia o de valía. Al contrario, yo lo veía como algo accidental e inmerecido, lo que se conoce como síndrome del impostor.

Tenemos la responsabilidad como padres, como profesores, como sociedad, de ver a las niñas con altas capacidades, de identificarlas dentro del sistema educativo, de proporcionarles las mismas oportunidades que a los chicos, y de transmitirles, directa e indirectamente, que son personas válidas y que pueden conseguir sus metas.

Si no lo hacemos así, no confiarán en sí mismas, sentirán que no deben ser ellas mismas y no intentarán conseguir sus metas. Y desde fuera, nosotros simplemente diremos “si es que eso no le interesa”.